Tras la victoria del presidencialismo, Alessandri e
Ibáñez se enfrascaron en una disputa por el liderazgo. El primero deseaba
establecer un candidato único para la Presidencia, cargo que ambicionaba el
militar. Ibañez fue apoyado por un manifiesto de varios políticos promoviendo
su candidatura que parecía oficial a pesar del rechazo manifestado por
Alessandri, produciendo la renuncia en pleno del gabinete. Frente a esta
situación, Ibáñez publicó una carta abierta al Presidente recordándole que sólo
podría gobernar emitiendo decretos con su firma, ya que era el único ministro
en el gabinete. De esta forma, el gobierno de Alessandri estaba sometido a las
decisiones de Ibáñez, algo que el León de Tarapacá no aguantaría:
designó a Luis Barros Borgoño como ministro del Interior y presentó
su renuncia irrevocable, el 2 de octubre de 1925.
Barros Borgoño fue reemplazado por Emiliano Figueroa,
que había sido electo como candidato de consenso entre los partidos políticos
para enfrentar la crisis política en que se encontraba el país. Sin embargo,
Ibáñez logró mantenerse como ministro del Interior. Figueroa no pudo controlar
a Ibáñez y terminó renunciando el 7 de abril de 1927. Entonces,
Ibáñez asumió como Presidente ante la vacancia del cargo.
Durante el gobierno de Ibáñez se crearon diversos
organismos como la Línea Aérea Nacional, la Contraloría General de la
República, Carabineros de Chile y la Fuerza Aérea de Chile.
Además, se promulgó el Código del Trabajo y se firmó el Tratado de Lima,
el 3 de junio de 1929, que zanjó los problemas limítrofes con el
Perú.
Golpe de estado de 1973
El golpe de Estado acaecido en Chile el 11
de septiembre de 1973, fue una acción militar llevada a cabo por la Fuerzas
Armadas y Carabineros, para derrocar al presidente socialista Salvador
Allende y al gobierno izquierdista de la Unidad Popular. A ello le
precedió, un período de alta polarización política y convulsión económica y
social. Los militares contaron con el apoyo de la derecha política y
también de un sector del Partido Demócrata Cristiano.
El golpe fue planeado inicialmente por un sector de la Armada
de Chile, con el apoyo de los Estados Unidos. Posteriormente, se
agregaron generales de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros.
El comandante en jefe del ejército, Augusto Pinochet asumió la
dirección del complot. También hubo influencia de parte de varios grupos de
poder nacionales e internacionales, entre los que destaca el presidente
Nixon, el vicepresidente de EEUU, Gerald Ford, George H. W. Bush y
la CIA
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